Temores situacionales: Usted notara que hay muchas fobias que no figuran en mi lista. La turbación cuando se va a volar, el alerta a los borrachos al timón, las ansias por saber las condiciones del clima; todos son temores, quiéralo o no, reales. Pero yo no creo que, a menos que se trate de insanos, todo el mundo ande pensando en estas cosas día y noche.

El valor de nuestra lección, compañeros del miedo, es éste: hay una plenitud de temores grandes y devoradores que se pasean por el césped verde de la vida. " No tenemos nada que temer excepto al ridículo, al rechazo, al dolor y la muerte".

¿Como apaciguar los temores?

Tome la cosa que más lo atemorice -el empobrecimiento, por ejemplo- y pase algún tiempo desarrollando un escenario fundamentado en la concepción de que podría pasarle a usted si, para usar nuestro ejemplo, la incapacidad laboral se presenta en su camino. Averigüe todos los detalles, todas las conversaciones con amigos, todos los viles comentarios enemigos. Obténgalo todo. Vívalo. Sobrevívalo. Luego póngase de pie y camine. Un poquito de miedo es algo provechoso, como o es el encanto de saber encararlo. Esto, a propósito, es lo que hace el parto atractivo para muchas mejores. Ellas se predisponen a sentir que casi están al borde de la muerte. Pero no se trata de un ejercicio. Es algo real. Lleno de una admirable valor.

Sobre esto del valor admirable, un párrafo final: hace un tiempo vi una encuestas en la cual se reportaba que 2 de ca 100 hombres estaban dispuestos a tomar una prueba en la que había el 99 por ciento de posibilidad de morir, si se les pagaba un millón de dolares. ¿Aterrador?